Las expediciones son proyectos encaminados a continuar con el trabajo que hacemos en misiones. Se desarrollan en la vereda Santa Inés y trabajamos con niños, campesinos y exhabitantes de calle.
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Las expediciones son proyectos encaminados a continuar con el trabajo que hacemos en misiones. Se desarrollan en la vereda Santa Inés y trabajamos con niños, campesinos y exhabitantes de calle.
Vivimos en un país hermoso. Mares, ríos, montañas, valles, paramos, selvas, bosques y desiertos nos regalan un hogar diverso y abundante. Y aún con todo eso, en Más Colombia creemos que la mayor riqueza de esos paisajes son las personas que viven en ellos. Creemos que cada colombiano está llamado a ser una fuente inagotable de amor, servicio y gratitud. Movidos por esa idea, consideramos que desde el servicio, el liderazgo y la amistad debemos comprometernos en la construcción de un país que promueva la expresión de esa bondadosa fuente que todos tenemos dentro.
Formar una generación de jóvenes líderes con valores que, motivados por el amor a su país, actúen de forma generosa y valiente, sirviendo a los demás.
Ser a 2027 una organización sostenible que, a través de la formación y el servicio, promueva desarrollo de la persona y el fortalecimiento la sociedad civil, para cumplir nuestra misión
Formar una generación de jóvenes líderes con valores que, motivados por el amor a su país, actúen de forma generosa y valiente, sirviendo a los demás.
Ser a 2027 una organización sostenible que, a través de la formación y el servicio, promueva el desarrollo de la persona y el fortalecimiento la sociedad civil.
El que no vive para servir no sirve para vivir.
No toda muerte es heroica pero todo héroe da la vida.
Colombia tierra de amor eterno.
El que no vive para servir no sirve para vivir.
No toda muerte es heroica pero todo héroe da la vida.
Colombia tierra de amor eterno.
La formación en Más Colombia empieza por crear corazones más sensibles, abiertos y empáticos. Aquí los voluntarios comparten experiencias únicas con todo tipo de personas que normalmente son ajenas a su cotidianidad. Campesinos, recicladores, niños, abuelos, autoridades, padres de familia, convictos, habitantes de calle, sacerdotes; todos tienen algo que enseñar. Terminamos llenos de historias, paisajes y personas que amplían nuestra forma de ver el mundo y entender el país en el que vivimos.
Vivir esa experiencia también implica reconocer que existe una gran cantidad de problemáticas y necesidades insatisfechas por todo el país. Por eso, después de acercarnos a una comunidad buscamos conocerla a profundidad para entenderla desde una perspectiva sistémica e integral. De esa forma, desarrollamos métodos y estrategias que nos permiten contextualizar la realidad que estamos conociendo.
Entender otras realidades crea un deber ineludible de conciencia que nos pone en marcha. Los voluntarios descubren que sus talentos, gustos y habilidades pueden ponerse al servicio de los demás. Por eso, empezamos un proceso de formación y planeación que nos permite emprender iniciativas estructuradas que son inspiradas por la creatividad de cada voluntario. Artistas, médicos, ingenieros, abogados, economistas; encuentran en Más Colombia un espacio para poner en practica sus dones. Encuentran el apoyo para hacer realidad proyectos colectivos que se construyen a partir de ideas individuales.
Asumir el reto de trabajar con amigos en la construcción de sueños, ideas y proyectos implica una experiencia de aprendizaje extraordinaria. Planear actividades, desarrollar charlas, estructurar presupuestos, diseñar estrategias para recaudar fondos; todo eso hace parte de la formación que un voluntario recibe en Más Colombia. Es un proceso continuo y acompañado. Personas con todo tipo de talentos, expertas en diferentes campos y con diferentes niveles de experiencia trabajan juntas compartiendo sus conocimientos y aprendizajes. Es un proceso que nos enseña a trabajar nuestros talentos y a encontrar algunos nuevos.
Termina siendo inevitable compartir con otros jóvenes la belleza que hay en entregar el corazón. El deseo de invitar a los demás a ser parte de esta familia de amigos que crecen y buscan el bien para los demás. En Más Colombia se prenden fuegos que encienden a otros fuegos.
La formación en Más Colombia empieza por crear corazones más sensibles, abiertos y empáticos. Aquí los voluntarios comparten experiencias únicas con todo tipo de personas que normalmente son ajenas a su cotidianidad. Campesinos, recicladores, niños, abuelos, autoridades, padres de familia, convictos, habitantes de calle, sacerdotes; todos tienen algo que enseñar. Terminamos llenos de historias, paisajes y personas que amplían nuestra forma de ver el mundo y nos ayudan a entender el país en el que vivimos.
Vivir esa experiencia también implica reconocer que existe una gran cantidad de problemáticas y necesidades insatisfechas por todo el país. Por eso, después de acercarnos a una comunidad buscamos conocerla a profundidad para entenderla desde una perspectiva sistémica e integral. De esa forma, desarrollamos métodos y estrategias que nos permiten contextualizar la realidad que estamos conociendo.
Entender otras realidades crea un deber ineludible de conciencia que nos pone en marcha. Los voluntarios descubren que sus talentos, gustos y habilidades pueden ponerse al servicio de los demás. Por eso, empezamos un proceso de formación y planeación que nos permite emprender iniciativas estructuradas que son inspiradas por la creatividad de cada voluntario. Artistas, médicos, ingenieros, abogados, economistas; encuentran en Más Colombia un espacio para poner en practica sus dones. Encuentran el apoyo para hacer realidad proyectos colectivos que se construyen a partir de ideas individuales.
Asumir el reto de trabajar con amigos en la construcción de sueños, ideas y proyectos implica una experiencia de aprendizaje extraordinaria. Planear actividades, desarrollar charlas, estructurar presupuestos, diseñar estrategias para recaudar fondos; todo eso hace parte de la formación que un voluntario recibe en Más Colombia. Es un proceso continuo y acompañado. Personas con todo tipo de talentos, expertas en diferentes campos y con diferentes niveles de experiencia trabajan juntas compartiendo sus conocimientos y aprendizajes. Es un proceso que nos enseña a trabajar nuestros talentos y a encontrar algunos nuevos.
Termina siendo inevitable compartir con otros jóvenes la belleza que hay en entregar el corazón. El deseo de invitar a los demás a ser parte de esta familia de amigos que crecen y buscan el bien para los demás. En Más Colombia se prenden fuegos que encienden a otros fuegos.
La dignidad humana se refiere al valor intrínseco y la importancia fundamental que tienen todas las personas, simplemente por el hecho de ser seres humanos. La dignidad humana implica que cada persona es única e irrepetible, con sus propios pensamientos, sentimientos y experiencias, y que todas las personas merecen ser tratadas con respeto, dignidad y consideración. La dignidad humana también implica que todas las personas tienen los mismos derechos fundamentales, incluyendo el derecho a la vida, la libertad, la igualdad ante la ley y la dignidad en el trato.
El bien común es un principio fundamental de la doctrina social de la Iglesia, que se refiere al conjunto de condiciones sociales que permiten que las personas y las comunidades alcancen su plena realización y desarrollo. Según esta perspectiva, el bien común no es sólo la suma de los intereses individuales, sino que implica el bienestar de todos los miembros de la sociedad y el cuidado de los recursos naturales y culturales que son necesarios para una vida digna. La Iglesia Católica sostiene que el bien común es responsabilidad de toda la sociedad, incluyendo a los líderes políticos, empresariales, religiosos y civiles, y que debe ser promovido y protegido a través de políticas justas y equitativas que busquen el desarrollo integral de las personas y las comunidades. El bien común es esencial para construir una sociedad más justa, solidaria y fraterna.
Se refiere a la responsabilidad y el compromiso que tenemos todos los seres humanos de trabajar juntos para promover el bien común y el desarrollo integral de todas las personas. Según la enseñanza de la Iglesia, la solidaridad es una virtud que se basa en la dignidad de la persona humana y en la interconexión y la interdependencia que existe entre todos los miembros de la sociedad. La solidaridad implica que todas las personas tienen una responsabilidad mutua de trabajar juntas para abordar los desafíos sociales, políticos y económicos, y de asegurarse que todas las personas tengan acceso a los recursos y oportunidades necesarias para vivir una vida digna.
Busca garantizar que las decisiones sean tomadas por la comunidad más cercana al problema, en lugar de ser delegadas a niveles más altos de autoridad. Según esta perspectiva, el Estado y otras instituciones deben intervenir sólo cuando sea necesario, y siempre respetando la autonomía de las comunidades y las personas. Esto implica que el Estado no debe asumir funciones que pueden ser llevadas a cabo por la sociedad civil, sino que debe apoyar y coordinar las iniciativas de las personas y las comunidades, y proteger los derechos y la dignidad de todos los ciudadanos. En otras palabras, la subsidiaridad busca garantizar la participación activa y responsable de todas las personas en la vida social y política, y promover la solidaridad y la fraternidad en la sociedad.
Destaca la importancia de involucrar a las personas en los procesos políticos, económicos y sociales que afectan sus vidas. Según esta perspectiva, todas las personas tienen derecho a participar en la toma de decisiones que afectan sus vidas, y a expresar sus opiniones y necesidades de manera libre y responsable. La participación no se limita a los procesos electorales, sino que se extiende a todas las esferas de la vida social y política, incluyendo la familia, la escuela, el trabajo y la comunidad. La participación activa y responsable de las personas es esencial para construir una sociedad más justa y solidaria, y para garantizar que las decisiones se tomen en beneficio del bien común.
Este principio establece que los recursos y los bienes del planeta deben ser utilizados para el bien común de toda la humanidad, en lugar de beneficiar únicamente a unos pocos. Esto implica que todas las personas tienen derecho a los bienes necesarios para vivir una vida digna, incluyendo el acceso a la tierra, la vivienda, el trabajo, la educación y la atención médica. Según la perspectiva de la Iglesia, la propiedad privada no es absoluta, sino que está subordinada al bien común, y por lo tanto, debe ser utilizada para promover la justicia y la solidaridad en la sociedad.
DIGNIDAD HUMANA
La dignidad humana se refiere al valor intrínseco y la importancia fundamental que tienen todas las personas, simplemente por el hecho de ser seres humanos. La dignidad humana implica que cada persona es única e irrepetible, con sus propios pensamientos, sentimientos y experiencias, y que todas las personas merecen ser tratadas con respeto, dignidad y consideración. La dignidad humana también implica que todas las personas tienen los mismos derechos fundamentales, incluyendo el derecho a la vida, la libertad, la igualdad ante la ley y la dignidad en el trato.
BIEN COMÚN
El bien común es un principio fundamental de la doctrina social de la Iglesia, que se refiere al conjunto de condiciones sociales que permiten que las personas y las comunidades alcancen su plena realización y desarrollo. Según esta perspectiva, el bien común no es sólo la suma de los intereses individuales, sino que implica el bienestar de todos los miembros de la sociedad y el cuidado de los recursos naturales y culturales que son necesarios para una vida digna. La Iglesia Católica sostiene que el bien común es responsabilidad de toda la sociedad, incluyendo a los líderes políticos, empresariales, religiosos y civiles, y que debe ser promovido y protegido a través de políticas justas y equitativas que busquen el desarrollo integral de las personas y las comunidades. El bien común es esencial para construir una sociedad más justa, solidaria y fraterna.
SOLIDARIDAD
Se refiere a la responsabilidad y el compromiso que tenemos todos los seres humanos de trabajar juntos para promover el bien común y el desarrollo integral de todas las personas. Según la enseñanza de la Iglesia, la solidaridad es una virtud que se basa en la dignidad de la persona humana y en la interconexión y la interdependencia que existe entre todos los miembros de la sociedad. La solidaridad implica que todas las personas tienen una responsabilidad mutua de trabajar juntas para abordar los desafíos sociales, políticos y económicos, y de asegurarse que todas las personas tengan acceso a los recursos y oportunidades necesarias para vivir una vida digna.
SUBSIDIARIDAD
Busca garantizar que las decisiones sean tomadas por la comunidad más cercana al problema, en lugar de ser delegadas a niveles más altos de autoridad. Según esta perspectiva, el Estado y otras instituciones deben intervenir sólo cuando sea necesario, y siempre respetando la autonomía de las comunidades y las personas. Esto implica que el Estado no debe asumir funciones que pueden ser llevadas a cabo por la sociedad civil, sino que debe apoyar y coordinar las iniciativas de las personas y las comunidades, y proteger los derechos y la dignidad de todos los ciudadanos. En otras palabras, la subsidiaridad busca garantizar la participación activa y responsable de todas las personas en la vida social y política, y promover la solidaridad y la fraternidad en la sociedad.
PARTICIPACIÓN
Destaca la importancia de involucrar a las personas en los procesos políticos, económicos y sociales que afectan sus vidas. Según esta perspectiva, todas las personas tienen derecho a participar en la toma de decisiones que afectan sus vidas, y a expresar sus opiniones y necesidades de manera libre y responsable. La participación no se limita a los procesos electorales, sino que se extiende a todas las esferas de la vida social y política, incluyendo la familia, la escuela, el trabajo y la comunidad. La participación activa y responsable de las personas es esencial para construir una sociedad más justa y solidaria, y para garantizar que las decisiones se tomen en beneficio del bien común.
DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES
Este principio establece que los recursos y los bienes del planeta deben ser utilizados para el bien común de toda la humanidad, en lugar de beneficiar únicamente a unos pocos. Esto implica que todas las personas tienen derecho a los bienes necesarios para vivir una vida digna, incluyendo el acceso a la tierra, la vivienda, el trabajo, la educación y la atención médica. Según la perspectiva de la Iglesia, la propiedad privada no es absoluta, sino que está subordinada al bien común, y por lo tanto, debe ser utilizada para promover la justicia y la solidaridad en la sociedad.